Cuando McKinsey llega a la ciudad
La influencia oculta de la consultora más poderosa del mundo
por Walt Bogdanich y Michael Forsythe
Cuando McKinsey llega a la ciudad (2022) es una exploración convincente que profundiza en las paradojas de McKinsey, la empresa de consultoría más importante del mundo, mientras navega por las turbias aguas de la ambigüedad ética, fomentando tanto el progreso global como la discordia social. El libro examina los enredos de la empresa con sectores y regímenes políticos polémicos, poniendo de relieve la disonancia entre el espíritu aspiracional de McKinsey y su impacto en el mundo real, desde alimentar la crisis de los opioides hasta reforzar gobiernos autocráticos.
Sobre los autores
Walt Bogdanich y Michael Forsythe son investigadores célebres por sus contribuciones a medios como el New York Times y Bloomingdale, entre otros. Bogdanich, galardonado con varios premios Pulitzer, ha arrojado luz sobre todo tipo de temas, desde las fechorías empresariales hasta la seguridad de nuestros ferrocarriles. Forsythe, también galardonado con el Pulitzer, ha recibido elogios por su trabajo pionero sobre los entresijos financieros de la élite política china. Su trabajo en colaboración, "Navegando por las sombras del poder", ha sido anunciado como Libro del Año 2022 tanto por el New York Times como por el Times, consolidando su lugar en los anales del periodismo de investigación.
La espada de doble filo del alcance mundial de McKinsey
McKinsey & Company, el gigante de la consultoría, ha sido durante mucho tiempo un símbolo de la influencia empresarial y la resolución de problemas globales. Sin embargo, el impacto de la empresa es un complejo tapiz de progreso y peligro. En este resumen, descorreremos el telón de la implicación de McKinsey en las crisis de salud pública, la degradación medioambiental y el fortalecimiento de regímenes autoritarios, entre otras cuestiones. Entonces, ¿quién gana realmente cuando esta potencia de la consultoría ofrece su sabiduría? Profundicemos en ello.
El negocio de la influencia
Es probable que hayas oído el nombre "McKinsey" al mismo tiempo que gigantes de la industria como Microsoft, General Electric y Ford. De hecho, el alcance de la empresa se extiende a prácticamente todas las corporaciones importantes en algún momento. Con operaciones en 65 países y una valoración estimada de 31.500 millones de dólares, la influencia de McKinsey es innegable.
Pero, ¿cuál es la salsa secreta que se esconde tras esos asombrosos honorarios? McKinsey pretende ofrecer estrategias innovadoras que eleven las economías y mejoren el mundo. Sin embargo, la realidad a menudo se reduce a un enfoque formulista: recortar costes, reducir plantilla y recortar medidas de seguridad. Los resultados pueden ser catastróficos, no sólo para los empleados, sino a veces incluso para los propios clientes.
Tomemos el caso de US Steel Corporation. La empresa, antaño un titán en su sector, se tambaleó en 2014. Se contrató a McKinsey para dirigir el barco, y se produjeron despidos. Al principio, los precios de las acciones se dispararon, pero en 2015 la empresa tenía 75 millones de dólares en números rojos. Peor aún, la reducción de costes de la empresa provocó accidentes mortales, de los que McKinsey salió indemne mientras US Steel se enfrentaba a sanciones mínimas.
El coste humano del beneficio
Entonces, ¿quiénes son las mentes que están detrás de las operaciones de McKinsey? La empresa atrae a la crème de la crème de instituciones de élite como Harvard y Stanford. Estas mentes jóvenes y brillantes son atraídas por la promesa de riqueza, prestigio y la oportunidad de tener un impacto positivo. Sin embargo, la realidad a menudo difiere mucho de la imagen idealista que se pinta durante la contratación.
Muchos consultores sólo descubren los compromisos éticamente cuestionables de la empresa cuando ya se han incorporado. Por ejemplo, McKinsey pagó 600 millones de dólares para zanjar las investigaciones sobre su papel en la crisis de los opioides. El interés de la empresa por los beneficios a expensas de las personas no es nuevo; se remonta a su trabajo con GM en la década de 1950. A lo largo de las décadas, McKinsey ha defendido sistemáticamente políticas que favorecen los beneficios empresariales por encima del bienestar de los trabajadores, contribuyendo a aumentar la diferencia entre la remuneración de los directivos y la de los trabajadores.
El atolladero gubernamental
La influencia de McKinsey no se limita al mundo empresarial; también se extiende a los pasillos del gobierno. Tanto si se trata de sanidad como de inmigración, el enfoque centrado en los beneficios de la empresa permanece inalterado. Los compromisos de McKinsey con los organismos gubernamentales a menudo levantan ampollas, ya que la empresa se asegura contratos lucrativos sin procesos de licitación transparentes.
Por ejemplo, el trabajo de McKinsey con la FDA plantea cuestiones de conflicto de intereses, ya que la empresa también asesora a empresas farmacéuticas reguladas por la FDA. Del mismo modo, la colaboración de McKinsey con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. (ICE) ha sido controvertida, al abogar por medidas de recorte de gastos que entrañan el riesgo de crisis humanitarias.
Salud Pública: Un negocio arriesgado
Los compromisos de McKinsey con industrias como la del tabaco y la farmacéutica han tenido consecuencias nefastas para la salud pública. A pesar de las claras pruebas que vinculaban el tabaquismo con el cáncer, McKinsey siguió asesorando a las empresas tabaqueras sobre estrategias de marketing. La implicación de la empresa en la crisis de los opioides es otro capítulo oscuro, ya que asesoró a Purdue Pharma sobre estrategias para contrarrestar las críticas e impulsar las ventas, contribuyendo a una devastadora crisis de salud pública.
Locuras financieras e inestabilidad mundial
La influencia de McKinsey también impregna el sector financiero, con una historia que se remonta a la década de 1930. La defensa por parte de la empresa de instrumentos financieros de riesgo como la titulización desempeñó un papel en la crisis financiera de 2008. Mientras los consultores de McKinsey ocupaban altos cargos en las instituciones financieras, millones de personas de a pie se enfrentaban a pérdidas de empleo y ejecuciones hipotecarias.
La Huella Global: De Sudáfrica a Arabia Saudí
El alcance mundial de McKinsey le ha llevado a menudo a aguas éticas turbias. En Sudáfrica, la implicación de la empresa con entidades corruptas ha tenido repercusiones duraderas, como cortes de electricidad generalizados. Su larga relación con el régimen autoritario de Arabia Saudí también ha suscitado cuestiones éticas, especialmente debido a los abusos contra los derechos humanos cometidos en el país.
El espejismo verde
Aunque McKinsey defiende públicamente la sostenibilidad, su lista de clientes cuenta una historia diferente. La empresa asesora a grandes empresas de combustibles fósiles, lo que contribuye a la degradación medioambiental. Las discrepancias internas sobre esta hipocresía se han ignorado en gran medida, ya que la empresa sigue dando prioridad a los beneficios sobre el bienestar planetario.
Conclusiones
Bajo su pulido barniz, McKinsey & Company tiene un historial que plantea serias cuestiones éticas. Los compromisos de la empresa en diversos sectores -desde la salud pública hasta el medio ambiente- revelan un interés por el beneficio que a menudo tiene un alto coste humano. A pesar de sus elevadas pretensiones de mejorar el mundo, las acciones de McKinsey a menudo sirven para exacerbar las desigualdades y las crisis existentes. Sin una mayor transparencia y responsabilidad, es difícil que la empresa cambie su modus operandi.
Reflexiones
¿De qué manera la dicotomía entre la imagen pública de McKinsey de resolución de problemas globales y su impacto real en diversos sectores desafía tu comprensión de las prácticas empresariales éticas?
¿De qué manera los compromisos de McKinsey con los gobiernos y los organismos reguladores suscitan preocupación por la influencia de las empresas privadas en las políticas públicas? ¿Crees que esto difumina las líneas entre el bien público y los intereses empresariales?
Dado el papel de McKinsey en la degradación medioambiental a pesar de su postura pública sobre la sostenibilidad, ¿cómo influye esto en tu percepción de la responsabilidad de las empresas respecto al cambio climático? ¿Basta con que las empresas se limiten a hablar de sostenibilidad, o las acciones deben hablar más alto que las palabras?