por Malcolm Gladwell
"Hablando con extraños (2019)" profundiza en las complejidades de las interacciones humanas, sobre todo con quienes no conocemos. Desvela las trampas de malinterpretar a los desconocidos y aboga por un enfoque más empático y paciente en nuestras interacciones.
En este libro descubrirás que la vida no es una comedia de situación; que las expresiones que hacemos cuando nos sorprenden son en sí mismas sorprendentes; y que la tecnología a veces puede superar incluso a los jueces experimentados en la evaluación del carácter.
Sobre el autor
Malcolm Gladwell es un distinguido autor e intelectual con cinco libros de éxito en su haber, entre ellos "The Tipping Point" y "Outliers". Se ha ganado un puesto en la lista de las "100 personas más influyentes" de la revista TIME y es reconocido como uno de los principales pensadores globales por Foreign Policy.
La ilusión de comprender a los extraños
En 1938, el primer ministro británico Neville Chamberlain voló a Munich para evaluar las intenciones de Adolf Hitler. Chamberlain regresó al Reino Unido, convencido de que había calibrado con precisión a Hitler y de que el líder alemán era digno de confianza. Desgraciadamente, la historia demostró que estaba totalmente equivocado.
Aunque la mayoría de nosotros no emitiremos juicios que alteren el curso de la historia, evaluamos constantemente a personas que apenas conocemos. Ya sea en el trabajo, en reuniones sociales o incluso en la calle, interactuamos con individuos de orígenes y puntos de vista diversos. Continuamente tenemos que descifrar las intenciones y el carácter de personas con las que no estamos familiarizados. Y seamos sinceros, no se nos da especialmente bien.
En este resumen, conocerás los retos inherentes a la comprensión de la verdadera naturaleza de las personas. También descubrirás por qué tendemos a confiar demasiado y a detectar mal el engaño.
Antes de entrar en materia, una advertencia: las secciones 5-7 tratan temas delicados como el asesinato y la violencia sexual, que podrían ser desencadenantes para algunos lectores.
La trampa del exceso de confianza al juzgar a los demás
Solomon, juez de fianzas en Nueva York, se toma muy en serio su papel. No sólo revisa los expedientes de los casos, sino que también cree en la importancia de las interacciones cara a cara. Piensa que mirar a alguien a los ojos puede revelar signos de inestabilidad mental que un expediente en papel simplemente no puede captar.
Sin embargo, un estudio de 2017 del economista de Harvard Sendhil Mullainathan descubrió que Solomon y sus compañeros eran menos precisos que los algoritmos a la hora de tomar decisiones sobre la libertad bajo fianza. El estudio demostró que los acusados puestos en libertad por jueces humanos tenían un 25% más de probabilidades de reincidir en comparación con los que habría elegido una IA basándose en los mismos datos.
A menudo pensamos que podemos calibrar el carácter de una persona por su contacto visual o su lenguaje corporal. Pero la realidad es que confiamos demasiado en nuestra capacidad para evaluar a las personas basándonos en indicios tan superficiales.
En un estudio realizado en 2001 por la psicóloga Emily Pronin, se pidió a los participantes que completaran palabras como "GL_ _" o "_ _ TER." Cuando se les pidió que interpretaran lo que sus elecciones revelaban sobre ellos, la mayoría lo descartó como algo aleatorio. Sin embargo, cuando se les mostraban las palabras elegidas por otras personas, se apresuraban a juzgar su carácter. Esto pone de manifiesto un problema fundamental: nos apresuramos a juzgar a los demás basándonos en una información mínima, mientras que nos consideramos seres complejos.
La tendencia humana a suponer la veracidad
Ana Montes era una analista de inteligencia de primera categoría en la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU (DIA), y también, como resultó ser, espía de Cuba. En retrospectiva, había señales de advertencia: sus informes se hacían eco a menudo de puntos de vista cubanos y atendía llamadas telefónicas sospechosas. Pero se desestimaron como rarezas y no como señales de alarma.
Este dilema no es exclusivo de la DIA, sino un rasgo humano universal. Tendemos a conceder a la gente el beneficio de la duda hasta que las pruebas de lo contrario son abrumadoras. El psicólogo Tim Levine realizó un experimento en el que los participantes tenían que identificar a los mentirosos a partir de una serie de vídeos. Los resultados fueron alarmantes: las personas, independientemente de su profesión, sólo podían identificar correctamente a los mentirosos un 54% de las veces.
La razón es sencilla. Por lo general, suponemos que la gente dice la verdad. Para pasar de la duda a la incredulidad, necesitamos una señal inequívoca, como un nerviosismo extremo o una falta total de contacto visual. Sin un desencadenante así, damos por supuesta la honestidad por defecto.
La virtud y el vicio de confiar en desconocidos
Aunque es tentador pensar que estaríamos mejor como sociedad si fuéramos expertos en detectar el engaño, considera el caso de Bernie Madoff. Estafó miles de millones a los inversores, y la mayoría de la gente confiaba en él implícitamente. Excepto Harry Markopolos, un investigador de fraudes cuya educación le hizo escéptico ante situaciones demasiado buenas para ser ciertas. Markopolos advirtió a los reguladores en múltiples ocasiones sobre Madoff, pero fue ignorado en gran medida.
Sin embargo, es esencial darse cuenta de que una configuración por defecto de confianza nos sirve bien en la mayoría de los casos. Como señala el psicólogo Tim Levine, el engaño es relativamente raro en las interacciones cotidianas. Ser excesivamente escéptico puede alterar el tejido social. Por ejemplo, podrías comprobar dos veces los cálculos de tu camarero, pero estarías haciendo perder el tiempo a todo el mundo.
Aunque es bueno tener escépticos como Markopolos, para la mayoría de nosotros es práctico confiar por defecto. Los casos atípicos como Madoff y Ana Montes son excepciones, no la regla.
La falacia de la transparencia facial
Si alguna vez has visto un episodio de "Friends", sabrás que las emociones de los personajes son fácilmente legibles. Esta idea de la transparencia, de que los sentimientos se muestran claramente a través de las expresiones faciales, es una creencia común pero engañosa.
Imagina que entras en una habitación transformada en un escenario surrealista, con tu mejor amigo sentado allí como si fuera una figura de una película de terror. Pensarías que tu cara mostraría sorpresa, ¿verdad? Sin embargo, un estudio descubrió que sólo un pequeño porcentaje de participantes mostraba los signos clásicos de sorpresa en una situación similar.
La creencia de que podemos leer a los desconocidos como libros abiertos está influida por la cultura popular. Pero la vida no es una comedia, y malinterpretar las señales faciales puede dar lugar a graves malentendidos.
Los peligros de juzgar mal la falta de transparencia
En 2007, Meredith Kercher fue asesinada por Rudy Guede, pero durante mucho tiempo su compañera de piso, Amanda Knox, fue la principal sospechosa. El caso contra Knox se basó en interpretaciones erróneas de su comportamiento, que no se ajustaban a las expectativas sociales sobre cómo debe actuar una persona en duelo.
Esta tendencia a juzgar mal a las personas por su comportamiento puede tener graves consecuencias. La investigación de Tim Levine demuestra que algunas personas, como una mujer a la que apodó "Nelly la Nerviosa", pueden parecer engañosas cuando en realidad dicen la verdad.
A menudo pensamos que los mentirosos muestran ciertos comportamientos, como evitar el contacto visual, pero esto es un error. Muchas personas honestas pueden parecer engañosas, y muchas personas engañosas pueden mirarte directamente a los ojos.
El efecto amplificador del alcohol en las interacciones con extraños
En 2015, Brock Turner agredió sexualmente a una mujer inconsciente fuera de la casa de una fraternidad de la Universidad de Stanford. Por desgracia, este tipo de incidentes son frecuentes, y a menudo se subestima el papel del alcohol.
Una encuesta del Washington Post reveló que no existe un consenso claro entre los estudiantes sobre lo que constituye el consentimiento sexual. Si añadimos el alcohol a la mezcla, la situación se complica aún más. La miopía, o miopía inducida por el alcohol, hace que la gente se centre en los deseos inmediatos por encima de las consecuencias a largo plazo.
Aunque algunos sostienen que hay que centrarse en enseñar a los hombres a respetar a las mujeres y no en reducir el consumo de alcohol, la autora sostiene que ambas cosas son esenciales. No puede ignorarse el papel del alcohol a la hora de alterar el juicio y fomentar comportamientos de riesgo.
El trágico error de juicio de Sandra Bland
El 10 de julio de 2015, Sandra Bland, afroamericana de 28 años, fue detenida por el policía estatal de Texas Brian Encinia por una infracción de tráfico menor. La situación se agravó y condujo a la detención de Bland y a su presunto suicidio bajo custodia policial tres días después. Este trágico suceso subraya los peligros de juzgar mal a los desconocidos, sobre todo cuando se trata de las fuerzas del orden.
El enfoque de Encinia hacia Bland se basaba en una estrategia policial empleada a menudo en zonas de alta criminalidad: detener a los conductores por infracciones menores para descubrir potencialmente delitos mayores. Sin embargo, esta estrategia estaba fuera de lugar en la zona de baja criminalidad por la que conducía Bland. El error de apreciación de Encinia se vio agravado por su confianza en el concepto erróneo de transparencia. Confundió el estrés de Bland con una intención delictiva.
El caso de Sandra Bland es un sombrío recordatorio de que nuestras suposiciones sobre los desconocidos pueden tener consecuencias que alteren la vida, incluso fatales. Pone de relieve la necesidad de un enfoque más matizado para comprender a las personas que no conocemos, en lugar de basarnos en juicios superficiales.
El "Reto del Extraño de Dos Minutos".
Un sencillo ejercicio para mejorar tu comprensión de los extraños
Objetivo:
Agudizar tu capacidad para comprender y empatizar con personas que no conoces, entablando conversaciones breves pero significativas.
Instrucciones:
Busca un escenario: Elige un lugar público donde la gente esté generalmente abierta a conversaciones informales, tal vez un parque, una cafetería o un acto comunitario.
Acércate con franqueza: Acércate a alguien que parezca abierto a la conversación. Empieza con un simple saludo y una pregunta no intrusiva como: "¿A que hace un tiempo estupendo?" o "¿Has probado el café de aquí?".
Escucha activamente: Presta mucha atención a su respuesta. Fíjate en su tono, lenguaje corporal y elección de palabras. Pero recuerda que sólo son pistas, no respuestas definitivas sobre su carácter.
Haz una pregunta de seguimiento: Basándote en su respuesta inicial, haz otra pregunta para profundizar un poco más. Por ejemplo, si empezaste con el tiempo, podrías preguntar: "¿Prefieres ésta o las estaciones más frías?".
Reflexiona: Tras la conversación, tómate un momento para reflexionar. ¿Qué has aprendido sobre la persona? ¿Hasta qué punto eran correctas tus suposiciones iniciales? ¿Sentiste que la entendías mejor después de la segunda pregunta?
Anota tus observaciones: Escribe tus observaciones y reflexiones. Anota cualquier sorpresa o idea que hayas obtenido sobre tu capacidad para comprender a un desconocido en tan poco tiempo.
Lo que ganarás:
Este ejercicio no sólo te ayudará a sintonizar mejor con los matices del comportamiento y la comunicación humanos, sino que también te hará consciente de tus propios prejuicios y suposiciones. Con el tiempo, te darás cuenta de que estás mejor preparado para acercarte a los desconocidos con una mente abierta y un agudo sentido de la comprensión.
Conclusiones
La lección general es que nuestra capacidad innata para comprender a los desconocidos es fundamentalmente defectuosa. Por defecto, creemos que la gente es sincera, lo que nos convierte en malos detectores de mentiras. También creemos que podemos calibrar el carácter de una persona basándonos en una información mínima, a menudo engañosa. Esta falta de comprensión auténtica nos impide escuchar a los demás y empatizar con ellos.
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Qué leer a continuación: "Blink" de Malcolm Gladwell
Si estas reflexiones te han parecido esclarecedoras, considera la posibilidad de sumergirte en "Blink", otra obra de Malcolm Gladwell. Este libro profundiza en el ámbito de los juicios rápidos y la intuición, explorando tanto su utilidad como sus trampas. Aprenderás cuándo confiar en tus instintos y cuándo desconfiar de ellos, sobre todo cuando interactúes con desconocidos.